miércoles, 9 de octubre de 2013

41.

Zayn abrió la puerta y dejó pasar primero a Lucía. Esta se quedó mirando la pequeña sala que hacía de recibidor del piso. Era pequeño. La chica miraba con curiosidad. Solo quería observar donde vivía, si todo marchaba bien, su futuro novio. 
-Voy a cambiarme- dijo el moreno-. Si quieres algo de comer ahí esta la cocina. Este es el salón y esa puerta es el baño.

Lucía miró todos los lugares que señaló Zayn mientras que este iba hacia otra puerta y la cerraba. 
Su estomago gruñó.
-Me apetece jamón serrano- susurró ella con una sonrisa.

Caminó hasta la cocina y abrió el frigorífico. De pronto, Lucía pensó. Zayn pertenecía a otra cultura. No comía cerdo. Se mordió el labio y observó algo. Eran unas lonchas de pollo. Lucia las había probado en varias ocasiones. Se encogió de hombros. A falta de jamon...

Zayn buscaba una camiseta decente para ponerse. No quería ponerse ninguna vieja. Tampoco quería usar ninguna que tenía para salir de fiesta. Queria estar comodo. Buscó por los armarios. ¿Por que no encontraba nada? De pronto vió una de sus camisetas favoritas. Era una camiseta blanca con una cajetilla de tabaco. Se la puso con rapidez y se dirigió a la puerta para salir de su cuarto pero se paró en el umbral. Vió a Lucía en la cocina. Había abierto un armario y estaba intentando alcanzar la bolsa del pan de molde. Zayn se apoyó en el umbral para observarla un poco. Vió como se estiraba para alcanzar el pan, como sus dedos casi llegaban a rozar el envoltorio, como sus piernas se estiraban para intentar medir los centímetros suficientes para alcanzar la bolsa. El muchacho sonrió y se pasó la lengua por los labios para humedecerselos. Empezó a caminar hacia la cocina y se pegó a su espalda aunque sin tocarla. Sonrió cuando notó que Lucía, por la cercanía de su espalda con el pecho del chico, experimentaba como un escalofrío recorría toda su columna vertebral. Zayn alcanzó el pan de molde y lo dejo sobre la encimera.
-Gracias- susurró Lucía.
-No las des- dijo él en voz baja junto a su oído.

Otro escalofrío. Lucía se sonrojó y se dio la vuelta. 
Zayn le sonrió y la dejó espacio mientras daba dos pasos hacia atrás. 
-¿Quieres un sandwich?- preguntó Lucía.

Zayn sonrió.
-Vale.

Ella quitó el nudo de la bolsa del pan y sacó cuatro rebanadas. Despues cogió las lonchas de pollo y cogió dos para ponerlas sobre el pan. Notó, a su espalda, como Zayn se acercaba a ella y la cogía de la mano para ayudarla con los distintos pasos para preparar esa sencilla comida. 
-No soy tonta. Se hacerlo yo sola- dijo Lucía sonriente.
-Lo se. Pero no puedo resistirlo.
-¿El que?
-Tocar tu piel.

Lucía se volvió a sonrojar.
-Han sido tres semanas muy duras para mi- susurró él, como antes, a su oído.

Lucía sonrió. Si. Han sido tres semanas. Tres semanas para que el moreno la demostrase que no era, como dijo ella, un puton.
-Tres semanas viendote a todas horas, respirando tu mismo aire, estando en tu casa... Pero sin tocarte.

Lucía sonrie. Ella tambien ha tenido esa sensacion durante ese tiempo.
Zayn la ayuda a preparar el otro sandwich mientras que la da ligeros besos sobre el pelo. Con dulzura, con delicadeza, con amor. 
Ponen la ultima rebanada en su sitio y Zayn coge dos platos junto con dos vasos y dos botellines de cerveza.
-Sientate aqui. A mi vera- dijo él mientras se sentaba en el sofá.

Lucía le hizo caso y se sentó junto a él aunque sin rozarse. 
-Me has demostrado que no eres un puton.

Zayn sonrió ante las palabras de ella.
-Pero no es suficiente.

Zayn cambia su cara a una más seria.
-¿Que tengo que hacer?- murmuró él.
-No estoy segura.

Mentía. Lucía mentía. Zayn sabía que ella estaba segura con él. Pero necesitaba hacerla creer que no era así para que, día tras día, sorprenderla. Sorprenderla un poco más que el día anterior.
-Te abrazaré siempre que estes mal.
-Aún no estoy segura.
-Te llevaré al cine a ver películas románticas.
-Aún no se.
-Te invitaré a comer.
-No se, Zayn...
-Te haré regalo cada vez que hagamos meses juntos. Te haré sentir bien junto a mí. Pondré celosas a las demás mujeres porque eres tú la que esta conmigo y no ellas. Seré la persona que te conozca mejor después de tu madre. Seré aquel que te envíe mensajes de amor. Seré aquel que te llame ninfómana. Si, te llamaré así. Podría llamarte cariño pero, ninfómana- Zayn la miró a los ojos-, eso esta muy visto.
-No me gusta que me llames ninfómana- se quejó ella.
-Serás la única a la que llame así.

Lucía sintió como las clasicas hormiguitas recorrian desde la punta de los dedos de sus pies hasta su cabeza. Pero era una sensación más fuerte. Era una sensación tan placentera la que se producia al oir esas palabras que casi dolía. 
-Te llevaré a casa. Es muy tarde- dijo Zayn con una sonrisa.

Ambos se levantaron sin dar, apenas, un mordisco a la comida que habían preparado.Cuando llegaron al coche, Zayn abrió la puerta a Lucía y luego la cerró. Zayn entró en el coche e hizo algo que llevaba deseando desde hacía tres semanas.
-Dame la mano.

Lucía se la tendió y cuando Zayn la rozó notó como su piel se erizaba. Sonrió por la tranquilidad que sentía en ese momento. 
Despues guió sus manos hasta la palaca de cambios y puso la mano de la chica sobre ella y la suya encima. No podía pensar en dejar de tocarla. No. No quería. Y aunque quisiera no iba a poder. Su mano era un iman. La de Lucía su magnetita. Era, naturalmente, imposible soltarla.
-Ya hemos llegado- dijo Lucía.

Pero no. No era imposible. La había llevado hasta su casa en coche. Zayn se sintió estúpido. Tendrían que haber ido andando. Hubiera podido disfrutar un poco más de ella. 
-Lo se- dijo él apenado.
-Debería entrar ya, Zayn.
-Quedate un poco más.
-¿Para qué?

Zayn se mordió el labio. Y, por primera vez, sintió miedo de ser rechazado por una mujer. Se acercó a ella y dejo que sus narices se rozasen ligeramente. Notó la respiración entrecortada de ella y, después, juntó los labios con los suyos. Era una sensación fantástica. Pero, después vio las galaxias cuando ella abrió su boca y pudo saborearla un poco más.
Cuando se separaron ambos seguían con los ojos abiertos. Ella por nerviosismo. Él porque deseaba más besos como ese.
-Me tengo que ir- dijo ella.
-Esta bien.

Lucía sonrió y quitó su mano de la palanca de cambios. Zayn dejó de notarla bajo la suya.
-Buenas noches, ninfómana.
-Buenas noches, Zayn.