jueves, 22 de agosto de 2013

37.

El sol de la mañana entraba por la ventana de Lucía. Solo se giró. No quería despertar pero luego sintió como unas manos movían su hombro. Ella levantó la cabeza para ver a su hermano.
-¿Vamos a Haringey?- preguntó Gonzalo nervioso.
-¿Para?
-Quiero jugar al futbol- respondió.
Lucía se incorporó y miró su reloj.
-¡Son las diez de la mañana!
-Pero quiero ir ya.
-¿Con quien vas a jugar al futbol?
-Con Steven.
-¿Steven vive en Haringey?- preguntó Lucía. No sabía que ninguno de los amigos de su hermano vivia por esa zona.
-No. Pero hay un campo de futbol fantástico. ¡Vamos!- dijo Gonzalo con un tono de súplica.

Lucía bufó. ¿Por qué? ¿Por qué en ese momento tenía que levantarse para llevar a su hermano a Haringey para que jugase al futbol?
-Que te lleve papá- dijo la chica mientras que se volvía a tapar con las sábanas.
-¡No me quieres! ¡Por eso no me quieres llevar! ¡No me quieres!

Lucía se volvió a incorporar en la cama por los gritos de su hermano.
-¡Claro que te quiero! ¡Eres mi hermano!
-Pues llevame a Haringey- dijo el niño con cara de pillo.

Lucía volvió a bufar.
-Esta bien. Vistete y coge la pelota.
-¡Bien!- chilló Gonzalo emocionado.

Lucía vio como su hermano salía de su cuarto y se levantó. Se vistió con unos vaqueros oscuros, una camiseta y una sudadera rosa de Holister. Despues se puso sus deportivas y bajó a desayunar. Su hermana Paula estaba allí poniendose unos cereales en una taza.
-¿Que haces despierta a estas horas?- preguntó Lucía.
-Los gritos de Gonzalo me han despertado. ¿A donde le llevas?
-A Haringey. ¿Mama y papa?
-Se han ido a comprar.
-Esta bien. ¿Te vienes con nosotros?- preguntó la hermana mayor.
-¡No! ¡Solo vamos tu y yo!- dijo autoritario Gonzalo mientras botaba su pelota de futbol.

Paula se rió.
-No. Tengo resaca. Mejor me quedo aquí. Me dormiré de nuevo- dijo Paula.
-Esta bien...
-¡Vamonos!- volvió a gritar Gonzalo mientras abría la puerta de la casa y salía.

Lucía cogió una pieza de fruta y le siguió.
-Dile a mama que me le he llevado- dijo antes de salir.

Paula se rió sonoramente. Lucía no sabía lo que le esperaba.

Gonzalo iba corriendo por las distintas calles mientras que su hermana le seguía. Lucía no podía creer que su hermano tuviera tanta energía desde tan pronto. Pero cuando llegaron a las calles del barrio, Gonzalo se paró con miedo. Tenía miedo de esa parte de la ciudad desde que una vez su padre le llevó allí para ir a ver una cosa y, al ir a dar una moneda a uno de los mendigos, su perro le empezó a ladrar. Vio como su hermana continuaba a dos metros de ella con tranquilidad. ¿Ella no tenía miedo de Haringey? Su hermana era muy valiente.
-Lucía...
-¿Que?- preguntó ella deteniendose.
-¿Me coges?

Lucía frunció el ceño y le miró con curiosidad.
-¡Pero eres muy mayor!
-¡Pero tengo miedo!
-¿Y por que quedas aquí?
-Mike me dijo que aquí había un parque donde jugar al futbol.
-¿No habías hablado con Steven?- preguntó Lucía dudosa.
-¡Con Mike tambien!- mintió su hermano intentando ser convincente. Cuando vio que su hermana le miraba con duda la miró- Si me quisieras me cogerías.

Lucía volvió a suspirar y se agachó haciendo que sus brazos quedasen abiertos. Cuando Gonzalo fue allí, le rodeó con cariño y le dio un beso en la mejilla antes de levantarse y caminar de nuevo.
-No digas nunca más que no te quiero.

Gonzalo sonrió. Y la boca se le estaba empezando a hacer agua. Ya podía oler las gominolas que le había prometido Zayn.

El moreno llevaba en el bolsillo de su sudadera azul una gran bolsa de gominolas. Había ido aquella misma mañana a casa de Lucía intentando hablar con ella pero cuando le abrió Gonzalo tuvo otra idea. "Tienes que llevar a Lucía al parque de Haringey" le dijo. "¿Para?" Le respondió Gonzalo. "Alli hay una gran explanada para poder jugar al futbol. Además, si lo haces, llevaré gominolas de todo tipo. Regalices, fresas, chocolatinas...". Esas palabras convencieron al niño. Futbol y gominolas. ¿Que más quería un niño? Sin duda, Zayn había acertado.
Esperaba con nervios en la puerta sur del parque. Se lo había dicho a Gonzalo. Miró el teléfono y miró el mensaje que le había enviado Paula. "Han salido de casa a las 10:30. Suerte". Zayn miró su reloj. Estarían a punto de llegar. Miró tambien el cielo. Estaba azul y tenía alguna que otra nube blanca como el algodón. Sonrió. Haría bueno ese día. Notó como su estómago rugía. De los nervios no había podido desayunar. Cogió la bolsa de gominolas. Seguro que a Gonzalo no le importaba si cogía uno de los regalices. Mordió un poco y lo saboreó. Su tripa se lo agradeció. Despues cogió la bolsa que había comprado de M&M's y se comió unos cuantos pero paró. No quería dejar al niño sin lo prometido. Sacó un cigarro de la cajetilla de tabaco y lo encendió. Dio una calada y expulsó el humo. Sonrió. Miró de nuevo el reloj. Tenian que estar al llegar. Miró a un lado y al otro. Había gente pero no pudo ver ni a Lucía ni a Gonzalo. Torció su gesto. ¿Y si Lucía había decidido en el último momento no llevar a Gonzalo a Haringey? Pestañeó intentando convencerse de que no. Lucía iba a ir. Gonzalo la habría engañado para llevarla. Sonrió al oir la voz del niño.
-Pero...
-Gonzalo, no. No quiero pasar por esa puerta. Esta Zayn, uno de los obreros. Vamos por la puerta Norte.
-¡Pero es que te he mentido! ¡No he quedado ni con Steven ni con Mike! ¡He quedado con Zayn!

Zayn sonrió al ver la cara de sorpresa que puso Lucía. Despues vio como Gonzalo empezaba a correr hacia el moreno.
-¿Mis gominolas?- preguntó Gonzalo.

Zayn sonrió y le removió el pelo cuando le dio la bolsa.
-He cogido un regaliz y unos M&M's. Espero que no te importe.
-No- susurró Gonzalo alegre.

Lucía caminaba hacia ellos mientras se iba enfadando más y más a cada paso que daba.
-¿Vamos a jugar al futbol?- preguntó Zayn al niño.

Gonzalo gritó un "¡Si!" de alegría mientras cruzaba la valla del parque y entraba en él.
-¿Vamos?- preguntó el chico a Lucía-. Tenemos que hablar.

Lucía le miró mal y se mordió la lengua para no gritarle cuatro cosas. Puede que si lo hacía Gonzale empezase a decir las palabrotas que aprendería con los insultos a Zayn.
Sin decir nada, Lucía se giró y entró en el parque siguiendo a su hermano. ¡La habían engañado! Pero... ¿Como había sido posible eso? Lucía tenía la mente nublada mientras caminaba por el césped del parque. Veía como Gonzalo le daba alguna que otra patada a su balón para que este avanzase por si solo.
Zayn caminaba al lado de Lucía. Daba caladas a su cigarro mientras observaba el rostro malhumorado de la chica. Sabía que eso no se lo esperaba. Tambien sabía que le había molestado. Por la noche le había echado de su casa después de decir que él quería tener a una chica por noche y que ella no quería eso. Pero ver a Lucía con el otro chico le había sentado muy mal. No quería verle con otros. Quería verla con él. Solamente con él. Tambien le había dicho que le gustaba y ella... Ella fue la primera en rechazar a Zayn. Nunca le había pasado eso. Las demás caían a sus pies a la mínima. Pero Lucía no era como las demás. Lucía era especial.
Dio otra calada al cigarro y expulsó el humo mientras observaba de nuevo aa la chica. No estaba muy bien peinada. Tampoco estaba maquillada. Es más, Lucía tenía cara de muerto pero eso al moreno no le importaba. Ella era especial.
-Estas muy guapa hoy- dijo Zayn nervioso.

Lucía no le miró. ¿Le había ignorado? Zayn suspiró y di una última calada a su cigarro. Observó a Gonzalo. Se había parado en una parte de la explanada y saludaba a su hermana y a Zayn con un ligero movimiento de mano. Lucía sonrió. Pero cuando notó que Zayn se ponía enfrente de ella para hablar dejó de sonreir. Le incomodaba aquella mirada color café sobre ella. Se giró y fue a uno de los bancos de madera que había cerca. Zayn la iba a seguir pero Gonzalo le detuvo.
-Zayn, ¿nos pasamos la pelota?

Zayn miró al niño y después a su hermana. Quizá iba a ser bueno dejala un poco de tiempo para que se relajara.
-Por supuesto.
-Te voy a machacar- dijo Gonzalo.
-Eso ya lo veremos- le retó el chico.

Lucía intentó sonreir pero no pudo. Estar allí, con la cercanía de Zayn, la estaba matando. ¿Por qué? Si sabía como era ¿por qué permitió que ocurriese algo entre ellos? ¿Por qué si supo que engañó a una chica diciendo que era empresario? Siempre engañaba a las chicas. ¿Por qué permitió sentir algo por él si sabía como era? Todos los momentos que estuvo a su lado, todos esos besos y el "me gustas" de la noche anterior solo eran herramientas para Zayn. Lucía estaba segura de que el chico solo quería una cosa: sexo. Sexo, sexo y solo sexo. ¿Por qué tenía que seguir aguantandole? ¿Por qué estaba allí? Su hermano le había engañado pero... ¿Para que seguir allí? Lucia se levantó del banco para llamar a Gonzalo quien se pasaba el balon con Zayn pero antes de abrir la boca observó como unos niños se acercaban a Gonzalo y a Zayn.
-¿Podemos jugar?- preguntó un niño de color que iba acompañado de otro niño de piel blanca.
-Claro que podeis jugar- dijo Zayn sonriente-. Jugad los tres. Yo estaré allí- dijo el moreno señalando el banco donde Lucía se había vuelto a sentar.

Lucía sintió un escalofrio recorrer su espalda al ver que Zayn se acercaba de nuevo a ella. Tuvo que hacer que sus manos parasen de temblar pero, como símbolo de nerviosismo, cruzó sus piernas y sus brazos.
-¿Puedo sentarme contigo?- preguntó Zayn.

Lucía le ignoró y Zayn se sentó. Zayn se mordió el labio mientras observaba que la chica había bajado la cabeza para ver sus piernas. Despues vio como recogía todo su pelo y se hacía una coleta alta.
-¿Solo querías sexo?- preguntó finalmente ella.

Zayn sonrió. ¡Por fin le hablaba! Aunque no hubiera querido que empezase por ahí.
-Al principio si. Luego sentí que me empezabas a gustar y quise quitar el problema de raiz pero te vi con otro y no pude.
-¿Con que solo querías sexo?
-Pero ahora me gustas.

Lucía apartó la mirada de Zayn y se centró en su hermano quien se reía con sus dos nuevos amigos.
Zayn observaba cada vez mas nervioso a Lucía. Suspiraba, se pasaba la mano por el pelo y por la cara y fumaba. Fumaba rápido. Muy rápido.
-¿No te da vergüenza tu estilo de vida?- preguntó Lucía.
-¿Como?
-¿A cuantas has acompañado a casa, Zayn?
-A muchas. Pero hay una diferencia entre esas muchas y tú.

Lucía le miró a los ojos.
-Tú me importas.
-Lo dices como si fuera verdad.
-¡Es verdad!- dijo Zayn intentando simular una sonrisa-. ¿Sabes a cuantas les he falsificado el carnet para que pudieran sacar a su hermana del calabozo? ¿Sabes por cuantas me he preocupado por sus mareos? ¿Sabes por cuantas he roto y he borrado números de teléfono de otras chicas? ¿Sabes por cuantas he llegado a sentir celos? ¿A cuantas les he dejado mi chaqueta? ¿Por cuantas me he quedado en un puesto tirando dardos para explotar globos para conseguir un muñeco? ¿Por cuantas he dejado a mi exnovia de forma definitiva?

Lucía miró sorprendida al moreno y tragó saliva.
-Por una chica. Por ti. ¿Por qué? Me gustas.

Lucía intentó no sonreir. Seguía enfadada con el chico.
-Me gusta tu sudadera- dijo Zayn intentando romper el hielo de nuevo-. Me la tendras que dejar algún día.

Lucía esta vez no pudo evitar sonreir. Ni tampoco sonrojarse.
-Dejaría el estilo de vida por el que me has preguntado si tuviera una oportunidad contigo- susurró Zayn al oído de Lucía. Puso al ver que Lucía también sonreía y le miraba-. Lo prometo.

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